domingo, 3 de julio de 2016

Razones para ser una tía chunga






A las mujeres que tenemos cierta edad, incluso en casas donde el fanatismo religioso no era algo demasiado sangrante, nos educaron a veces inconscientemente esperando de nosotras que fuésemos una versión mejorada de nuestras madres. Ya podíamos estudiar pero que nos casáramos, cuidásemos de las casa, del marido, de los hijos que debíamos tener, que trabajásemos fuera de casa aunque tampoco era cuestión de superar al esposo que, en definitiva, y como letras grabadas en piedra, seguía siendo el cabeza de familia.

Naturalmente, no todas dijimos no. Algunas hicieron exactamente lo que se esperaba de ellas. novio en la adolescencia, estudios medios o superiores para ejercerlos o no, y boda temprana porque los hijos hay que tenerlos jóvenes.

Otras, sin embargo, jamás hicimos nada de lo que se esperaba de nosotras. Queríamos llevar vaqueros rotos, chupa de cuero con tachuelas y chapas, botas Martens o militares, queríamos beber, ir a conciertos a participar de la catarsis colectiva de cientos de personas en un estado de ebriedad dionisíaca. Queríamos saber qué eran la alteración de la conciencia, queríamos experimentar sexualmente, queríamos bebernos la vida y caminar por el lado salvaje atisbando que era más interesante que la autopista que te presentaba esa sociedad a la que ya despreciábamos sin que supiéramos las razones exactas del odio.

Las tías chungas follábamos y le partíamos la boca a quien se atreviera a juzgar. Las tías chungas nos reíamos y reímos con los ovarios. Las tías chungas se defienden solas. Las tías chungas se cagan en Dios y beben cerveza como un tío. Las tías chungas tienen más amigos que amigas porque no se horrorizan por un eructo e incluso pueden concursar a ver quién lo hace más bruto.

Las tías chungas vamos a todas partes, las tías chungas son lo mejor que te puede pasar aunque sólo dure una noche porque en la chunguedad hay más autenticidad que en todo el postureo puramente teórico de un aula universitaria. Además, muchas también pasamos por ahí por lo que no sólo somos grandes amantes y confidentes. Somos grandes conversadoras y tías muy divertidas.

Pon una tía chunga en tu vida, amiga.

martes, 28 de junio de 2016

Vomitando bilis y odio

Vaya por delante que odio la sensiblería y el melodrama, que odio todo aquello de lo que se puede hacer un telefilm de sobremesa de sábado. Aborrezco esos cartelitos que, antes de empezar una mala película, aseguran que está basada en hechos reales.

Desde este altavoz que cada día seguís más, hablo clara y brutalmente de lo que en mi opinión es o debería ser el feminismo, puedo expresar mi rabia por cada injusticia que se comete contra mujeres, gays, transexuales, bisexuales o lesbianas vivan donde vivan, hablen la la lengua que hablen o tengan el color de piel que tengan. Intento así como miembro de Akerra que la igualdad y el feminismo sean reales y tangibles porque no entiendo una sociedad civilizada que no asuma esto y lo grabe a fuego en sus meninges.

Lo que nunca he dicho es desde dónde hablo, lo que he callado es en qué lugar anida mi propia rabia y hoy he decidido que debía contarlo porque me siento hipócrita hablando tan claro con respecto a las demás cuando yo no he sido capaz de pasar página y mantengo un resquicio en la puerta por la que recurrentemente entra el horror, el dolor y la angustia que todavía no he superado.

Yo pasé por el maltrato, de hecho sobreviví a él casi por milagro o más bien por un empeño rayano en la obcecación, porque decidí que no iba a morir a ningún precio en sus manos. Me vi sola y aislada, sufrí el rechazo y la incredulidad de quienes se llamaron amigos e incluso de parte de mi familia. Buena parte de esto fue culpa mía porque lavé su cara frente a mi entorno por no reconocer que estaba viviendo un infierno que empezó un año antes del desenlace terrible, dramático y doloroso que tuvo una relación de diez años en los que no fui capaz de ver hasta qué punto era un psicópata quien decía amarme.

Os pido disculpas por utilizar este altavoz como una suerte de terapia pero alguien en quien confío me ha sugerido que mi propia experiencia quizás sea más útil que la teoría venga de donde venga. No hay teoría que se sostenga sin praxis. Y así estoy exorcizando demonios, los que me asaltan de noche cuando apago la luz, estoy vomitando la bilis que acumulé durante años por darme cuenta de que me había convertido en menos que nada, que me odiaba, que sentía y todavía siento que no servía ni sirvo para nada, que era un desecho humano, que era incapaz de ser algo parecido a una buena compañera, madre, amiga, amante o trabajadora, que si no era en relación a él no podría sobrevivir siquiera aunque esa supervivencia significara renunciar a mi familia, amigos y conocidos e incluso a hablar con una vecina en el rellano a la vuelta de pasear a mi perra.

Tuvo que ser en una situación límite, ante la inminente muerte de mi padre, que fui consciente de  que él sólo me consideraba buena en la medida en que renunciaba a todo. Cuando me pidió sinceridad sobre mi pasado, ya lejano, lo más hermoso que recibí fue "puta", "zorra" o "desecho moral". Mi pasado adolescente y juvenil, enterrado desde que que me enamoré de él era inaceptable aunque lo amaba tanto que nunca tuve ojos para otra persona. Los reproches e insultos se me dirigían por haber gozado de una vida sexual autónoma en la que yo marcaba mis pautas, en la que la experimentación y la liberación que considero deseables para toda mujer eran motivo de auto de fe en el cual mi pareja se autoerigía en fiscal, juez y jurado mientras me negaba el derecho a defenderme de algo que ni siquiera necesitaba explicación.

De nada sirvió haber querido y tratado a sus hijos con todo el amor del mundo. De nada sirvió para atenuar la condena el traer a su madre alcohólica, anciana y fascista a vivir con nosotros para que yo me ocupara de ella recibiendo como premio calificativos constantes como "manceba", "barragana" o "concubina" por no estar casada. Ni siquiera sirvió de nada que se me muriera a mí para que él impidiese que cuidara a mi padre en sus últimos días.

Cuando exigí cuidar de mi padre y pasar su final a su lado fui secuestrada y privada de sueño y comida con el reconocimiento expreso por su parte de que siendo tratada como un preso de Guantánamo sería más fácil doblegar mi voluntad.

Fui sometida a algo llamado "psicoanálisis salvaje" aunque le dije que ninguna pareja puede ser el terapeuta de su compañero o compañera a lo cual contestó que en su caso sí porque era él quien tenía que desmontarme para conseguir una de dos cosas: o hacerme "digna de su cama" o mi suicidio por ser demasiado débil. En aquel momento vi con claridad meridiana que estaba en manos de un psicópata enloquecido y en mi mente se instaló una idea: "Voy a sobrevivir"

¿Cómo lo logré? Fingiendo. Asentía a sus locuras sin llevarle jamás la contraria mientras un mantra me aferraba a la vida. Ese mantra era un canción de los Stooges, "No fun". Lo miraba atentamente y asentía mientras en mi cabeza repetía "No fun, my babe, no fun". Cuando no sonaba Iggy Pop planeba cómo matarlo  porque lo reconozco, buscaba la forma de escapar aunque fuese yendo a la cárcel por haberlo eliminado. Pude escapar en un descuido suyo y no tuve que jugarme más la vida en un enfrentamiento con un tipo mucho más grande y fuerte que yo pero nunca se me pasó por la cabeza el suicidio porque la idea de que mi padre agonizante recibiera la noticia de la muerte de su hija para escapar de la tortura de un sádico me desgarraba y me rebelaba.

Mientras estuve vigilada y totalmente aislada del exterior mentía por sistema cuando conseguía hablar con alguien. Mentía para que mis padres no sufrieran, mentía por la vergüenza que me producía verme, culta y teóricamente liberada sometida a tal humillación, mentía para no tener que reconocer que enamorarme de él había sido el mayor error de mi vida y que podía costarme la vida, mentía para no decir que si no visitaba a los míos era porque él los despreciaba, mentía para salvar su puta cara y no tener que explicar y explicarme que estaba loco y que como hombre inteligente que era su peligrosidad era más que doble. Mentía para que ningún amigo o mi hermano se buscase la ruina matándolo para defenderme y sacarme de aquel infierno pero he de reconocer que el principal motiva era la vergüenza de reconocer por dónde estaba pasando.

Perdí dos tallas en diez días, escapé con dos mudas, el portátil que me dejó mi padre y seiscientos euros que conseguí sacar del cajero para empezar una nueva vida. Por aquel dinero además de puta fui ladrona aunque allí se quedó toda mi vida: mi biblioteca amorosamente creada desde la primera adolescencia, mis fotos, cartas, objetos que me importaban la herencia de mi abuela a la que quería con locura, mi perra y mi gata de las cuales me despedía llorando con el corazón roto en pedazos porque no podía llevarlas conmigo sin saber siquiera cuál sería mi destino. Tenía una hora como máximo para sobrevivir y eso hice. Busqué ayuda en alguien cuya dirección no pudiera localizar porque la desconocía, le supliqué en una nota que no llamara a mis padres porque no iría a su casa y que tuviese piedad de mi padre, cosa que no tuvo porque llamó inmediatamente para mostrar su preocupación por mi estado mental y el miedo que tenía a que me hubiese ido para suicidarme pero que me quería y que lo que tenía que hacer era volver. Para entonces yo lo único que tenía en mente era irme a donde él no pudiera encontrarme de ninguna forma, intentar recuperarme y buscar la ayuda de mis padres cuando mi estado no fuera el de un cadáver incapaz de comer y dormir hasta que me doparon para que la falta de sueño no me volviese irremediablemente loca.

Sobreviví, pero el daño que me hizo no ha desaparecido. Nunca he sido la persona de antes. Ataques de pánico, ansiedad extrema, fobia social, miedo, desconfianza, agorafobia, rabia, terrores nocturnos, destrucción de mi autoestima, odio que no perdono porque se ha instalado en mi pecho y no soy capaz de erradicarlo aunque sé que mis seres queridos no lo merecen. Intento superarlo todavía hoy pero las heridas son profundas y al no denunciar siento que no se ha pasado la página. Mías son las terapias, los antidepresivos y los ansiolíticos cada cierto tiempo porque la espada de Damocles del miedo no deja de estar sobre mi cabeza.

Contarlo es el primer paso, denunciarlo y conseguir recuperar mis cosas el segundo. Mientras siga pareciendo respetable en su importante puesto de trabajo, mientras siga gozando del crédito de quien negó que pasara por aquello, mientras viva creyendo que sus actos no tienen consecuencias yo no dormiré tranquila ni cerraré definitivamente esa puerta al horror que no termina de cerrarse.



sábado, 25 de junio de 2016

EL FEMINISMO NO ES LO QUE TÚ DIGAS QUE ES FEMINISMO, BURGUESA.





No importa dónde nos ubiquemos, las sociedades capitalistas desarrolladas han asumido el feminismo como parte de su discurso hegemónico. Desde hace décadas vemos el ascenso al poder tradicionalmente reservado a los hombres de mujeres que ocupan puestos relevantes en grandes empresas, multinacionales, ministerios y presidencias de gobierno. Pensemos en Dilma Rousseff en Brasil, en Cristina Kirchner en Argentina, en Michelle Bachelet en Chile, en Keiko Fujimori acercándose a la presidencia de Perú. Pensemos en Margaret Thatcher, en Angela Merkel, en Christine Lagarde, en Madeleine Albright, en Hillary Clinton, en Marine LePen, en Ségolene Royal, en Esperanza Aguirre, en Ana Patricia Botín, en Cristina Garmendia, en Ada Colau, en Mónica Oltra, en Carolina Bescansa y en tantas otras que nos dicen desde los noticieros que la mujer ha llegado al poder para quedarse.


Bien, ése no es mi feminismo. Eso ni siquiera es feminismo. Es parte del discurso de explotación capitalista en el que de forma oportunista un cierto porcentaje de mujeres, frecuentemente pertenecientes a las clases dominantes se han integrado para reproducir todos y cada uno de los valores de explotación del hombre por el hombre, de la mujer por la mujer, en definitiva del capitalismo.


Partamos de la base de que dentro del sistema capitalista la opción reformista no es sino perpetuación del sistema de explotación que es la base misma de la subsistencia y reproducción capitalistas. Todo lo que no sea abolir ese estado de cosas es parte del problema, jamás su solución y en ese sentido sólo se puede ser honestamente feminista desde el anarquismo. Simple y claro.


El capitalismo y sus sociedades han creado un sistema paternalista e insultante para "integrar" a las mujeres en los engranajes que rezuman sangre. Nos incluyen mediante porcentajes establecidos por ley sin tener en cuenta jamás la valía de quien accede a esos porcentajes. Cuando hay que elaborar listas electorales y faltan mujeres hay que encontrarlas a cualquier precio porque si no es así la lista será invalidada. Es decir, el Estado y sus cómplices femeninas llaman a esto discriminación positiva. Se oculta oportunamente que esa discriminación no suele beneficiar a las mujeres trabajadores, sino a las féminas de la clase media o alta y occidentales.


La clave misma de este discurso es el “acceso al poder”. Seguramente muchas sabemos lo largamente que reflexionó Michel Foucault sobre la naturaleza del poder. En su esencia corrompe a quien lo ostenta toda vez que crea una sensación de impunidad que no es saludable en términos humanistas. Corrupción, impunidad, superioridad, elitismo, tales son las características que acompañan a quien detenta el poder, sea hombre o sea mujer. Asimismo, el poder está en la base de cualquier relación de dominación y como anarquistas aspiramos a abolir esas relaciones. No las queremos, las rechazamos con más o menos violencia. Detestamos ver a las mujeres emponderadas (esa palabra que tanto gusta en los cenáculos del feminismo burgués de nuevo cuño) vistiendo ropas de alta costura, detestamos que todas sean blancas, nos produce repugnancia verlas bajas de coches conducidos por chóferes, odiamos su presencia en Bildelberg y odiamos más aún que se nos venda esa presencia como un triunfo de todas. No, no lo es. Es un fracaso. Es el fracaso del mejor feminismo que pudo apuntarse desde los años 60, es un fracaso de la conspiración WITCH, es un fracaso de la lucha de las mujeres negras y orgullosas que no son Michelle Obama.


No queremos cuotas, sino igualdad real, no queremos ser parte del sistema, queremos abolir el sistema, no queremos estar en los consejos de administración de ninguna multinacional, queremos dinamitarlos, no queremos que el papa nos integre en su loca secta, queremos destruirla hasta los cimientos y con ella su ideología de muerte.


Aspiramos a la vida, a que ninguna de nosotras sea asesinada por un macho, aspiramos a ser libres sea cual sea nuestro color de piel, aspiramos a sustituir la competitividad por la sororidad, el individualismo por la solidaridad, pero eso, hermanas, supone mucho trabajo y ahí es donde espero que nos encontremos: en las calles hasta que se haga justicia con todas nosotras... O la hagamos nosotras para variar.

Como dice la hermana más punk de todas: "¡Feminismo de clase o barbarie!
"

miércoles, 1 de junio de 2016

La Gran Ramera de Babilonia.


Y la mujer estaba vestida de púrpura y de grana, y dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación;

Biblia, 1569, Apocalipsis, 17:4
El Cardenal Primado Antonio Cañizares, encumbrado a las mayores alturas del colegio Cardenalicio por esos dos adalides de la Modernidad que fueron Juan Pablo II y luego Benedicto XVI, se ha colocado desde su nombramiento al frente de la diócesis valenciana en el lugar agusanado que dejó Rouco Varela cuando vio cambiar los aires vaticanos y que sus inversiones en la extrema derecha española -ahora en los tribunales, Ausbanc, Manos Limpias- o sus escarceos con milicias armadas de extrema derecha católica como El Yunque acabarían igual que los Legionarios de Cristo: intervenidos por una ejecutiva técnica desde el Vaticano que eliminó a la cúpula y pasó a tomar el control de las ingentes fortunas que habían acumulado sobre todo en América Latina.
El Cardenal Primado Cañizares ofrece la garantía de titulares y portadas que oscilan entre la estupefacción, el asco, la risa histérica o el puro asombro. También tiene ese puntito que parece convertirlo en el "poli malo" para que Bergoglio parezca el "poli bueno". La que suscribe no se cree nada : Dios ha muerto....¿No oímos todavía el ruído de los sepultureros enterrando a Dios? que decía Nietzsche. O sea, partiendo de que la Iglesia Católica es una estructura ideológica perpetuada en el tiempo sólo por razones políticas y patrimoniales, que hace casi dos milenios dejó de aportar algo relativamente positivo al pensamiento humano (y esto siendo generosas), lo mejor que nos puede suceder es que se extingan escenificando dramáticamente su putrefacción, algo que hacen maravillosamente. De hecho, están muertos pero no se han enterado. Poseen tantas riquezas que se creen vivos. Como hacen cosas de vivos y nadie les informa de cómo se les cae la carne a pedazos, se fingen vivos pero hace siglos que los enterró la Ciencia. Y los enterró la Revolución Francesa, la Rusa, cada política de igualdad que se conquistó derramando tanta sangre. Los derrotó el Feminismo al ser considerada la mujer sujeto de pleno derecho, los enterraron todos los colectivos ofendidos y humillados por la ideología de seres célibes que en un acto de suprema osadía, centraban todo el foco del discurso más manipulador en el control del sexo y la reproducción. Los enterró la humilde píldora anticonceptiva, el aborto y todo tipo de contracepción y anticoncepción
Cañizares es un hooligan de la Contrarreforma. Si Bergoglio pide moderación, él se viste de ramera babilónica envuelta en seda y púrpura. Si parece insinuar que igual se están pasando en el discurso misógino, él pide "desobediencia" ante leyes injustas a su rebaño, esto es, frente a las las leyes que proscriben toda discriminación en razón de sexo o condición sexual. Si el argentino parece no querer entrar en polémicas políticas importantes, Cañizares organiza una misa por la unidad de España el día de la jornada de reflexión ante las generales tras pedir el voto para el PP (el cual, por cierto, ha declarado que es muy libre de decir lo que quiera aunque se han quedado solos apoyando tácitamente esta payasada rancia)
Las feministas, insidiosas como somos y como buenas herederas de las brujas que los ancestros de Cañizares no pudieron quemar, nos hemos hecho cultas a su pesar y queremos lo mismo para el resto de las mujeres. Queremos su extinción para no tener que volver a saber de niños y niñas violados y de violadores ocultados por la curia para seguir ejerciendo su perversidad impunemente, para no tener que leer lo que ya es pura locura cuando no severa discapacidad mental con imágenes de sus caras agusanadas y putrefactas, los queremos barridos de la faz de la Tierra para que el ser humano tenga el derecho de empezar a ser libre sin ser maltratado psicológicamente desde la infancia en la escuela con su adoctrinamiento, los queremos fuera del mundo, del universo. No servís ni para hacer desfiles. Eso, curillas, os lo ganó por la mano Federico Fellini que os conocía tan bien como os conocemos nosotras:

lunes, 30 de mayo de 2016

"Por ese tunel han pasado treinta"





Este fin de semana nos horrorizamos por la difusión del video subido a las redes en el que una niña de dieciséis años era violada por treinta y tres sujetos en Rio de Janeiro. Iba a ver a su novio y una horda psicópata la interceptó para violarla secuencialmente, por turnos, con tipos dedicados a grabar en sustitución de los que la violaban. La reventaron y a uno se le oye decir "Por ese tunel han pasado treinta"
El tono de la noticia era el de siempre: pretendido horror pero ante todo carnaza, sangre y morbo. Las imágenes, absolutamente innecesarias incluso difuminadas se pasaron a la hora de la comida. Las caras asquerosas de alguno de los hijos de mil hienas que ejecutaron semejante atrocidad sí se veían sonrientes. Lo encontraban divertidísimo.
Por ese tunel han pasado treinta.
Risas. Útero y ano desgarrados, vejiga reventada por las embestidas salvajes de los malnacidos, enfermedades de transmisión sexual, embarazo sí o no. Por ese tunel han pasado treinta. Risas ante el cuerpecito destrozado pero menos que la cabeza traumatizada de por vida porque no hace falta morir para visitar el infierno. Ese chiquilla lo visitó, los demonios la torturaron a placer suponiendo que a las mujeres nos encanta follarnos a los tíos de treinta en treinta, suponiendo que es Brasil donde una mujer es violada cada once minutos por lo que puedes elegir un objetivo y romperla en pedazos porque es mujer o niña.
La propiedad de la mujer es la piedra angular del sistema de explotación capitalista, ergo patriarcal. Se ha decretado una crisis pero esto es algo más. La causa real del horror es que de este caso nos hemos enterado porque esos machos eran además exhibicionistas. ¿De cuántos no nos enteramos? ¿Cuantas mujeres y niñas visitan el infierno para no salir de él sin que pase nada? Si el sistema no actúa, es cómplice. Si ser mujer nos convierte en víctimas potenciales de todo tipo de abuso sobre nuestros cuerpos y cerebros, deberemos plantearnos otras medidas: la autodefensa.
Sinceramente, en reunión, las akerritas hemos propuesto afilar hoces y cortar pollas porque sabemos quiénes tratan así a las mujeres. Sabemos quiénes publican memes en Internet de corte religioso avisando de que si vas de discoteca con minifalda, estás buscándote la ruina, esto es, que una horda de machos se te folle porque en su cabeza llena de mierda no han visto más que porno brutal en el que la mujer objeto del grupo de machos es un must. A las hermanas brasileñas les proponemos armarse con cuchillos y pistolas. Armáos, hermanas, cread patrullas porque los machos de la policía no os van a proteger. Matad al primero y ya veremos cuántos se quedan a sacarse la polla de los pantalones.
Por ese tunel han pasado treinta.
Os vamos a cortar las pollas, terroristas.

miércoles, 24 de febrero de 2016

¿Qué es feminismo, me preguntas, Rita? Feminismo no eres tú

El juicio a la vicealcaldesa del Ayuntamiento de Madrid por Podemos, Rita Maestre ha sido un ejemplo más de la polarización de la opinión generada por los medios de comunicación de masas. Tanto defensores como detractores han mantenido y mantienen opiniones que no dejan de ser pura reductio ad absurdum. En definitiva, no se trata de hablar de lo que habla, como decía Agustín García Calvo, sino de llenar minutos de falsos informativos o páginas de falsos periódicos.
Cuando hace quince años que no consumes televisión es más que probable que las opiniones que viertas en un debate provoquen miradas perplejas, es muy posible que sientas que tu interlocutor esté convencido de que vienes de un planeta lejano o que la locura habla por ti porque un discurso al margen de los media empieza a ser inconcebible e incomprensible para la mayoría de las personas que se nutren de estos medios de difusión de propaganda de uno u otro signo, cuando no de todos a la vez según sea el reparto del porcentaje de capital del medio en cuestión.
Sobre Rita Maestre mantuve una posición extremadamente crítica toda vez que mi anticlericalismo y mi feminismo eran radicales y quedaban fuera de toda duda. Mi crítica incidía en la cobardía agradecida de quien besa el anillo del obispo y pide perdón por lo que no hay que disculparse. Incidía asimismo en la canallada y la ruindad que supone para el feminismo reconocer un delito que, de existir, existe en el Vaticano y hasta donde sabemos Rita Maestre no es monja y no debería haber aceptado siquiera declarar por lo que es una aberración jurídica en un país que se llama democrático y que recoge la blasfemia como delito punible. Maestre, seguramente convencida de que estaba muy bien asesorada, se vistió de monja (el abrigo era morado nazareno para más señas), prescindió del maquillaje y de todo ornamento y acudió a los tribunales contrita y modosita como buena chica que es a pedir disculpas por un pecadillo de juventud irreflexivo pero que nunca buscó ofender a los católicos que ocupan por cuenta del erario público suelo universitario en Madrid y en toda España.
Rita Maestre y sus compinches saben que Manuela Carmena no aguantará la legislatura, que tirará la toalla harta de bregar con niñatos y niñatas que actúan sin orden ni concierto, sin conocimiento y sin conciencia política. Para algo el divino dedo del Gran Timonel podemita la colocó en el número dos. Cuando falle Carmena, independiente, quedará Rita Maestre, de Podemos y del ala dura como alcaldesa de Madrid sin que nadie la haya votado, como en su día fue alcaldesa Ana Botella cuando al alcalde lo llamaron a destinos más elevados en Moncloa.
Que en Podemos exista una alarmante cantidad de parejas sentimentales ocupando cargos y copando órganos de decisión, es algo de lo que podríamos hablar largo y tendido, pero aquí quiero hacer hincapié en otro asunto y es que Rita Maestre, por relevancia mediática, es un epítome perfecto del feminismo contra el que las feministas tenemos el deber moral de luchar: el feminismo de cuotas que nos ha concedido un Estado paternalista para eliminar la presión social que el verdadero feminismo debería ejercer contra ese mismo Estado que reparte cuotas graciosamente, cuotas que vienen a ocupar no las más aptas, sino las mejor colocadas salvo honrosas excepciones que dejan de serlo por aceptar este estado de cosas.
Gracias a la política de cuotas hay mujeres en la política, sí. Las anarquistas nos sentimos encantadas de saber que Esperanza Aguirre ha llegado al poder, que Angela Merkel se está montando su IV Reich, que Christine Lagarde considera que las pobres de su edad sobran y esperamos ansiosas el día que pida, en un arranque de sinceridad, la eutanasia para los pobres. Aplaudimos locas de alegría viendo a Rita Maestre arrastrarse ante jueces y curas con tal de que no le quiten la poltrona que le tocó por cuotas, nos corremos del gusto con ver a Rita Barberá tan poderosa y tan chula, celebramos como una victoria de todas el aniversario del advenimiento de Margaret Thatcher, saltamos y vitoreamos a Cristina Cifuentes cuando mandaba a los perros de presa a detener a Alfon y a machacar Bukaneros y rojos en general y ahora que la vemos de presidenta de la Comunidad de Madrid la alegría es euforia, como cuando escuchamos a Ada Colau culpar a los trabajadores del metro de las desgracias económicas de la empresa toda vez que se considera que Amancio Ortega y próximamente su hija, son héroes nacionales que sacan de la miseria a miles de niños del Tercer Mundo al darles trabajo en Indonesia o Brasil. Personalmente, el día que el Santander pasó a manos de Ana Patricia Botín descorché cava para celebrar el triunfo del feminismo que suponía tal evento.
Que Rita Maestre sea pareja de Íñigo Errejón y miembro del núcleo duro de Iglesias no tiene nada que ver, así como consideramos que reventar asambleas de críticos del partido en defensa de las tesis (más bien directrices) de su compañero y amigos es algo muy democrático y digno. Que se haya comportado de la forma más despreciable en términos de competitividad nos parece maravilloso: eso es lo que buscaba y ha conseguido el sistema introduciendo las cuotas por las que ricas, apadrinadas, oportunistas y jetas adquieren una poltrona que se exhibe como evidencia de modernidad y cambio. Ahí tenemos a la oligarca Bescansa ("Hola, soy Carolina Bescansa y soy mujer"). Que mientras, ese mismo sistema mire hacia otro lado mientras mueren asesinadas mujeres por causa del terrorismo machista sin que veamos que estas emponderadas féminas muevan un dedo por cambiar leyes insuficientes y mecanismos que no funcionan nos hace sospechar que podemos llamarlas cómplices. Y empezamos a pensar que hay que hacer un uso correcto del lenguaje. Si tienes la oportunidad, la posición, los medios y no actúas, eres cómplice. Llórale al obispo si no te gusta que te lo digamos, querida Rita.
La cuestión es como sigue y no hay más: O se es feminista o no se es. Si se es feminista se exige todo porque todo es lo que se nos ha negado históricamente. No queremos migajas, queremos justicia. No queremos paternalismo, exigimos lo que nos corresponde y lo queremos ya. No nos váis a seguir comprando con treinta monedas para vender a nuestras hermanas. Si matan a una, saldremos todas y si no se nos escucha nos plantearemos seriamente fórmulas alternativas que incluyan la autodefensa. Si en esa tesitura Rita Maestre nos pide calma y moderación, que se aparte porque ella también será arrollada y declarada ENEMIGA.

jueves, 18 de febrero de 2016

JE NE SUIS PAS RITA MAESTRE

Quiero compartir con vosotras una reflexión al hilo del juicio a Rita Maestre por "blasfemia" al realizar una protesta feminista dentro del recinto de la Complutense donde hay una capilla pagada con dinero público. Bien, su protesta fue legítima, absolutamente. Ahora bien, una vez concejala del Ayuntamiento de Madrid como anarcofeminista que soy, juro por todas que le daba hostias hasta cansarme. Esta pija demuestra que el 15M estaba cuajado de impostores e impostoras que, sin ideología alguna, se envalentonaron e ilusionaron como críos porque jamás habían luchado contra nada, jamás se habían definido ideológicamente, muchas y muchos venían de buenas familias, eran buenos estudiantes y se les distinguía porque frente a las cargas policiales, se ponían una nariz de payaso para regalarle al antidisturbios una flor. Rita Maestre es un ejemplo dañino, es un flaco favor al feminismo, es la triste evidencia de que, una vez instalada en el sistema, llevaba el traje de ejecutiva grabado en las meninges y que la política es mera gestión de recursos, que la ideología o no existía o es secundaria. Si tuvo el coño de realizar la legítima protesta, sólo puede, en coherencia, tener el coño de negar la exisatencia de delito, negarse a la defensa de un abogado, y declarar alto y claro que la blasfemia la juzgaba un tribunal eclesiástico de infausta memoria pero que un Código Penal de un país llamado democrático en el siglo XXI NO PUEDE juzgar tal cosa. Debería negar la propia capacidad de la judicatura para inculparla, debería haber utilizado en favor del feminismo la brecha, pequeña -y gracias a ella cerrada- que supuso la protesta. Pedir disculpas al arzobispo de Madrid en audiencia privada es para que escupamos a su paso, aceptar la comisión de delito ante el juez es la demostración de que ni siquiera sabe que NUNCA, incluso si hubiera sido un delito, se declara culpabilidad ante el juez pues existe el atenuante de "convicto pero no confeso". Declarar que "se dejó llevar por otras compañeras pero que ella ni encabezó ni organizó la protesta" es para bailar pogo en su cabecita llena de mierda burguesa. Ahora, queridas mias, nos toca radicalizarnos porque Rita Maestre recula con tal de no perder privilegios y pretende que una lucha histórica que está muy lejos de su fin, ha de radicalizarse porque nos ha dejado a todas en evidencia como radicales ya que su aventura con el lado salvaje de la vida fue como el acné, o un bache en el primer semestre del curso . Ella ya no lo es y se arrepiente de esa aventurilla adolescente y poco reflexiva. Ella, hermanas, nos ha vendido por sus prebendas alimentando de paso al patriarcado y a su estructura ideológico-religiosa criminal. Rita Maestre es una odiadora. Rita Maestre encarna lo peor del llamado feminismo burgués, y os recuerdo que capitalismo tiene nombre de macho. Anarquía es nombre de mujer. Rita Maestre merece el desprecio manifiesto de quienes, como yo, se hubieran manifestado con otras muchas en la puerta del juzgado si hubiera sido coherente. Ahora, querida Rita, búscate la vida porque ya sabemos que nos has traicionado a todas por mantener una poltrona. Morgana LeFey