El tono de la noticia era el de siempre: pretendido horror pero ante todo carnaza, sangre y morbo. Las imágenes, absolutamente innecesarias incluso difuminadas se pasaron a la hora de la comida. Las caras asquerosas de alguno de los hijos de mil hienas que ejecutaron semejante atrocidad sí se veían sonrientes. Lo encontraban divertidísimo.
Por ese tunel han pasado treinta.
Risas. Útero y ano desgarrados, vejiga reventada por las embestidas salvajes de los malnacidos, enfermedades de transmisión sexual, embarazo sí o no. Por ese tunel han pasado treinta. Risas ante el cuerpecito destrozado pero menos que la cabeza traumatizada de por vida porque no hace falta morir para visitar el infierno. Ese chiquilla lo visitó, los demonios la torturaron a placer suponiendo que a las mujeres nos encanta follarnos a los tíos de treinta en treinta, suponiendo que es Brasil donde una mujer es violada cada once minutos por lo que puedes elegir un objetivo y romperla en pedazos porque es mujer o niña.
La propiedad de la mujer es la piedra angular del sistema de explotación capitalista, ergo patriarcal. Se ha decretado una crisis pero esto es algo más. La causa real del horror es que de este caso nos hemos enterado porque esos machos eran además exhibicionistas. ¿De cuántos no nos enteramos? ¿Cuantas mujeres y niñas visitan el infierno para no salir de él sin que pase nada? Si el sistema no actúa, es cómplice. Si ser mujer nos convierte en víctimas potenciales de todo tipo de abuso sobre nuestros cuerpos y cerebros, deberemos plantearnos otras medidas: la autodefensa.
Sinceramente, en reunión, las akerritas hemos propuesto afilar hoces y cortar pollas porque sabemos quiénes tratan así a las mujeres. Sabemos quiénes publican memes en Internet de corte religioso avisando de que si vas de discoteca con minifalda, estás buscándote la ruina, esto es, que una horda de machos se te folle porque en su cabeza llena de mierda no han visto más que porno brutal en el que la mujer objeto del grupo de machos es un must. A las hermanas brasileñas les proponemos armarse con cuchillos y pistolas. Armáos, hermanas, cread patrullas porque los machos de la policía no os van a proteger. Matad al primero y ya veremos cuántos se quedan a sacarse la polla de los pantalones.
Por ese tunel han pasado treinta.
Os vamos a cortar las pollas, terroristas.