domingo, 3 de julio de 2016

Razones para ser una tía chunga






A las mujeres que tenemos cierta edad, incluso en casas donde el fanatismo religioso no era algo demasiado sangrante, nos educaron a veces inconscientemente esperando de nosotras que fuésemos una versión mejorada de nuestras madres. Ya podíamos estudiar pero que nos casáramos, cuidásemos de las casa, del marido, de los hijos que debíamos tener, que trabajásemos fuera de casa aunque tampoco era cuestión de superar al esposo que, en definitiva, y como letras grabadas en piedra, seguía siendo el cabeza de familia.

Naturalmente, no todas dijimos no. Algunas hicieron exactamente lo que se esperaba de ellas. novio en la adolescencia, estudios medios o superiores para ejercerlos o no, y boda temprana porque los hijos hay que tenerlos jóvenes.

Otras, sin embargo, jamás hicimos nada de lo que se esperaba de nosotras. Queríamos llevar vaqueros rotos, chupa de cuero con tachuelas y chapas, botas Martens o militares, queríamos beber, ir a conciertos a participar de la catarsis colectiva de cientos de personas en un estado de ebriedad dionisíaca. Queríamos saber qué eran la alteración de la conciencia, queríamos experimentar sexualmente, queríamos bebernos la vida y caminar por el lado salvaje atisbando que era más interesante que la autopista que te presentaba esa sociedad a la que ya despreciábamos sin que supiéramos las razones exactas del odio.

Las tías chungas follábamos y le partíamos la boca a quien se atreviera a juzgar. Las tías chungas nos reíamos y reímos con los ovarios. Las tías chungas se defienden solas. Las tías chungas se cagan en Dios y beben cerveza como un tío. Las tías chungas tienen más amigos que amigas porque no se horrorizan por un eructo e incluso pueden concursar a ver quién lo hace más bruto.

Las tías chungas vamos a todas partes, las tías chungas son lo mejor que te puede pasar aunque sólo dure una noche porque en la chunguedad hay más autenticidad que en todo el postureo puramente teórico de un aula universitaria. Además, muchas también pasamos por ahí por lo que no sólo somos grandes amantes y confidentes. Somos grandes conversadoras y tías muy divertidas.

Pon una tía chunga en tu vida, amiga.